El bambú amarillo crece deprisa. Casi un palmo diario. Y a trechos tiene códigos de barras escritos con tinta verde por un calígrafo chino. Seguro que en esas líneas está toda la información de este universo. Puede que hasta el precio.
Ignoro si a los cabalistas les gusta más el bambú o la ternera con brotes de soja, pero comparto su pasión por buscar significados ocultos en las cosas más peregrinas.
El otro día, sin ir más lejos, vi en televisión a María Dolores de Cospedal. Donde esté el humor que se quiten los deportes. Era uno de esos monólogos que hace para periodistas, con atril en vez de taburete y con risas de primera presión, no enlatadas. Quizá porque no estuvo tan graciosa como otras veces, tuve un déficit de atención muy grande y me fijé en el logotipo que tenía detrás. Ponía "populares", al lado del pollo volando sobre fondo azul-gente-de-orden. Y mi cabeza empezó a lucubrar.
Populares...
Las permutaciones de esas nueve letras debían de tener algo que decirle al mundo. En algunas de ellas podía haber un mensaje acerca de lo más profundo del partido, de su ánimus, de su ánima, de su sombra.
Así que me puse a estudiar la cosa con afán de conocer. Y, por qué negarlo, con un ánimo de venganza de andar por casa.
No aburriré al lector con una relación pormenorizada de los resultados obtenidos. Fue una tarea larga y tediosa, minuciosa y solitaria. Un cuartito de hora largo.
Someto a su buen juicio solo algunos hallazgos significativos:
Pues parlo.
Como quien dice "ya lo explico yo", se mete en un jardín simulado y revela una caca en diferido.
Parlo Sepu.
Un idioma como de baratillo. Quien calcula parla en Sepu.
Será pulpo.
Animal de compañía. Rollo "porque yo lo digo".
Pule prosa.
Un mensaje imperativo del superyó. Infructuoso.
Popularse.
Verbo reflexivo. Engolfarse con la austeridad a terceros, la unidad de España como coto, los derechos del cigoto y la maldad de Zapatero.
Opus perla.
Ya no las lucen, pero las llevan en el alma. El floripondio de solapa no oculta las perlas de La Collares. Alegría en el desahucio; alegría en el desempleo.
Pulso pera.
Que late en la muñeca derecha. Esos jerseys en los hombros. Esos pañuelos de Hermés. Esos dúplex en Marbella. Esos sobres apoyaos en la cadera.
Preso lupa.
Hay que mirar con cuidado dónde hace mejor servicio a España cada uno: en la cárcel o en Suiza.
Suprapelo.
Pelo bueno, de genoma bien comido. Y el cardado espectro de la Thatcher.
Superpalo.
Cada viernes, por televisión. Y en los lomos si te quejas.
Superlapo.
En toda la cara. Para casi todos. A ver si aprendemos a respetar las mentiras con corbata. Y a vivir del aire, coño ya.
Paro suple.
Y tanto que suple. ¿Por qué devaluar la moneda pudiendo devaluar a las personas? Eso es así.
Puso lepra.
O tuberculosis. O lo que mande Dios. ¿Quieres ir al médico? Pues no seas pobre.
Lapso puré.
De patata. La nueva dieta mediterránea. Y por mucho tiempo, si no caemos en la cuenta de que ahora los mamelucos no vienen de Francia y a caballo.