4/10/12

Terra Mística

No creo que a la Generación del 98 le gustara Castilla solo por las yemas. También estaba lo del alma erguida entre el oro recto del trigo infinito y el curvo azul de un cielo prístino de altura inabarcable.

Y la paletilla.

Yo, quizá por pereza, quizá por krausismo, soy más de cordero que de encuentros a solas con el dios de Moisés entre carrascas, pero reconozco que el alma inmortal y sus placeres tienen su encanto. Y como, por avatares que no vienen al caso, me hallo en la tesitura de meditar sobre cosas trascendentes, he pensado en Ávila.

Con sus murallas duras y sus blandos dulces, con sus bandadas de monjas y su cosa recogida, Ávila me ha inspirado una visión. Una visión empresarial.

Ahora que Madrid podría tener su Eurovegas, Tarragona su Barcelona World y Valencia su Parque Ferrari, ¿por qué no explotar todo el potencial lúdico de ese potosí de santos, reliquias, estigmas e iluminaciones que es Ávila? Castilla necesita un parque a la altura de su prosapia. Y lo tiene a huevo.

Cierro los ojos y lo veo:

Se llamará Terra Mística. Tendrá como hilo conductor la unión del alma a lo sagrado a través del éxtasis (del éxtasis de verdad, que viene por la gracia y la abstinencia, no por las pastillas). Y su objeto social será el ánimo de lucro a través de un pufo de dimensiones bíblicas cubierto a escote.

En Terra Mística habrá atracciones como Noche Oscura, donde el visitante se enfrentará en solitario a la ausencia de todo lo que busca y a la pérdida del norte. Esta tiene un coste de instalación muy asequible.

En otros momentos del recorrido, el visitante participará disfrazado de bambi en carreras nocturnas por ásperos riscos y amenos jardines tras la pista de cazadores esquivos con los que hacerse una foto. Y si es amante de las emociones fuertes, será juzgado por la inquisición y preso por un quítame allá esos versos.

Al fin, en el Levitador Excelso, el español medio, extenuado, ya sin aliento por lo apretado del cinturón y con el bajón de azúcar propio de la ascesis presupuestaria, sentirá cómo despega del suelo y asciende flotando hacia una cúpula decorada con eccehomos de doña Cecilia en animación 3D. Una versión ambient del In transfiguratione, In illo tempore de Tomás Luis de Victoria a cargo de Fangoria puede rematar la faena iluminatoria.

Estoy seguro de que Terra Mística tiene, como mínimo, la misma probabilidad de ser ruinoso que Barcelona World. Así que un respeto. Pero lo grande es que mi visión no termina en ese hermosísimo agujero contable. Hay más.

El parque solo será el complejo de ocio de un proyecto mayor y mucho más ambicioso: el Valle del Cilicio, un clúster empresarial extensivo que atraerá a corporaciones punteras en el ámbito de las tecnologías de la religión cristiana: desarrolladores de rosarios inteligentes (smartbeeds) y apps de confesión/contrición; fabricantes de escapularios de grafeno G4, exvotos para geolocalización mariana, hisopos de ionización negativa y martillos de herejes de pulso electromagnético; plantas de montaje de botafumeiros de efecto vapor y bilocación cuántica, gafas de realidad redimida, bragas de estameña...

Ni que decir tiene que toda la inversión se hará con cargo a deuda pública y la explotación será privada. A mayor gloria del Estado laico y como santa penitencia para todos los que hemos vivido por debajo de nuestras posibilidades espirituales y engolfados con el siglo. Porque chusma somos y en chusma nos convertiremos, el día menos pensado.

El Valle del Cilicio y Terra Mística hacen juego a la vez con Eurovegas, con Rouco y con la nueva RTVE poseída por el nodo y las corridas de toros. No se puede pedir más.

Es YE + D Santa Teresa + I (con "I" de introspección).

El no va más del I + D + I.

El no va Marx.

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